En primer lugar, me gustaría hablar de los germinados. En estas semillas encontramos concentrado el poder de la vida que crece.
Tras el proceso de germinación, podemos comernos los granos de cereal o de algunas leguminosas directamente; un nuevo ser vivo en potencia usado como alimento.
Nos llenarán de luz y de vitalidad. Las semillas se estimulan en contacto con el agua, en ausencia de luz y con una temperatura suave.
Las semillas, en el proceso de germinación, van cambiando y las proteínas se descomponen en aminoácidos de alto valor biológico y el almidón del grano se transforma en azúcares de fácil asimilación para nuestro consumo.
El trigo, por ejemplo, aumenta en un 600% su cantidad de vitamina C; un verdadero milagro. No se puede abusar de ellos por que tienen una energía muy yin.
Se toman en pequeña cantidad, aproximadamente una cucharada sopera por persona, acompañando las ensaladas. Particularmente, recomiendo los germinados de trigo, alfalfa, fenogreco, rábano dáikon, brócoli y berros.
El polen es uno de los alimentos más ricos en proteínas tanto en cantidad como en calidad. 100 gramos de polen contienen la misma cantidad de aminoácidos esenciales que medio kilo de carne.
En el 35 % de proteínas que contiene se incluyen aminoácidos libres, dispuestos para ser utilizados. Además, contiene una gran cantidad de minerales, oligoelementos y vitaminas.
Se toma al natural o mezclado con cualquier líquido frío o tibio. Una cuchara de café al día en el desayuno es una cantidad razonable.
Otro grupo de alimentos desconocido en esta parte del planeta son las algas.
Evolutivamente, son los vegetales más antiguos, por lo que la asimilación de sus nutrientes es excelente. Figuran entre los productos de la naturaleza más ricos en hierro y calcio.
También son importantes las cantidades que presentan de vitaminas, aminoácidos, enzimas y de prácticamente todos los oligoelementos: yodo, magnesio, azufre, cloro, manganeso, silicio, cobre, cinc, níquel, molibdeno, plata, cromo, de tal forma que si consumimos habitualmente algas estamos haciendo una verdadera oligoterapia.
Las más comunes son: las arame, hiziki, muy ricas en calcio (14 veces mas que la leche), nori muy ricas en proteínas (un 35%) y vitamina B 12, kombu, muy ricas en yodo y ácido algínico, muy beneficioso para los intestinos irritados y ayudan a eliminar tóxicos intestinales.
Otra de las más interesantes es la espagueti de mar, de sabor muy suave para empezar la afición por estos vegetales y las wakame también muy rica en calcio y vit. del grupo B. Por supuesto, existen muchísimas más y todas ellas de indudable valor.
Cabe destacar la spirulina, algas de agua dulce con una proporción de proteínas que supera cualquier alimento conocido.
La levadura de cerveza es otro producto interesante a destacar se obtiene en el proceso de fabricación de esta bebida. Entre sus componentes se encuentran vitaminas del grupo B excepto la B12, selenio y azufre y en menor proporción magnesio, calcio, hierro, cinc y manganeso.
Una cucharada al día en el desayuno con el pan o mezclada con los cereales como el arroz, mijo, nos aportará una cantidad considerable de estos nutrientes.
Me gustaría recordar, también, una serie de alimentos más comunes pero de estudiada eficacia, que por ser mas conocidos, incluso incluidos en nuestra dieta no le prestamos demasiada importancia.
¿Qué elementos de la dieta de los países con bajas tasas de cáncer han demostrado eficacia en la prevención de tumores? Los estudios apuntan una y otra vez a las plantas y a los alimentos de origen vegetal.
“Los vegetales son un complejísimo paquete de cientos de sustancias que apenas estamos empezando a conocer –fotoquímicos- que desarrollaron durante millones de años de evolución para protegerse de la radiación, las plagas y otras amenazas de su entorno y cuya capacidad sinérgica para alterar los mecanismos que conducen al cáncer vemos con creciente claridad con las nuevas técnicas de investigación.” Esto nos lo dice el doctor Walter Willet, profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard.
No se trata de hablar aquí de nutrición y cáncer, aunque la relación se demuestra cada día más contundente.
Las últimas investigaciones señalan al ácido fólico o folato (Vit. B9), que ahora se recomienda en las embarazadas para prevenir la espina bífida, como un potente agente antitumoral.
Un estudio hecho en la Universidad de Mcgill explicaba como ninguno de los animales a los que se dieron dietas ricas en folato desarrollaba cáncer de colon, mientras que uno de cada cuatro adscritos a dietas deficitarias desarrollaba cáncer de colon.
Esta vitamina se encuentra en las verduras de hoja verde, legumbres y en algunas frutas como el plátano, la naranja, el melón, la espinaca, el brócoli o la levadura de cerveza.
Siguiendo con los alimentos de origen vegetal, nos encontramos con el salvado: está demostrado que los países con dietas pobres en fibras sufren un 40% más el cáncer de colon. El salvado se encuentra en todos los cereales integrales.
El azufre también pone freno al cáncer de colon a través del ajo, la cebolla y el puerro, preferiblemente tomados crudos. También protege del cáncer de estomago gracias a esos compuestos sulfurados, que combaten a la helycobacter pylori.
El aceite de oliva también protege del cáncer mama gracias al ácido oléico. Las crucíferas como la col, el repollo y el brócoli contienen sustancias protectoras y reparadoras del ADN.
Ofrecen protección contra tumores de próstata, mama y ovarios. Los pimientos picantes, gracias a la capsaicina, inducen la muerte de células del cáncer de próstata. Incluirlos moderadamente en la dieta. Setas y champiñones como el shiitake, reishi y maitake, aunque también los champiñones, tienen enormes propiedades antitumorales.
La cúrcuma, uno de los ingredientes del curry, inhibe la producción de una proteína que estimula el crecimiento de tumores de colon. Este descubrimiento lo hizo la Universidad de Texas, aunque la medicina ayurvédica, con más de 3000 años de antigüedad, ya nos lo había dicho.
De hecho, la India posee una bajísima incidencia de cáncer donde el curry es omnipresente. En la uva, lo interesante es el resveratrol, antioxidante presente en el vino y la piel de las uvas, especialmente de las que se usan para hacer el vino.
Las frutas del bosque, moras, arándanos, etc., contienen una enzima llamada citocromo P450 capaz de desactivar los compuestos iniciales de tumores como los producidos por el humo del tabaco y los pesticidas.
El arándano silvestre es la fruta con mayor capacidad antioxidante de las estudiadas. El té pone freno al cáncer de ovario según un estudio del instituto Karolinska de Estocolmo hecho a 61.000 mujeres desde 1987 hasta 2004.
El licopeno de los tomates y las sandías y otras frutas rojas se descubrió hace más de 25 años su poder antioxidante. Parece ser que el licopeno se libera al picar y cocer los tomates, y un estudio israelí indica que las propiedades de los tomates se incrementan si se preparan con aceite.
En el caso de las legumbres, estudios recientes de la University College de Londres, ha demostrado que una sustancia presente en las lentejas, los guisantes y las alubias inhibe una enzima implicada en el crecimiento de tumores y potencia el efecto de fármacos de quimioterapia en células de cáncer de ovario y pulmón.
Recordar una vez más que los aceites de oliva, girasol, de germen trigo, etc., deberían ser de primera presión en frío y de cultivo biológico por sus enormes cantidades de Vit. E que es uno de los más potentes antioxidantes, sobre todo de los lípidos. El más equilibrado de todos es el de oliva.
Los vegetales son una verdadera farmacia a nuestra disposición. Todos los estudios lo demuestran, pero no podía ser de otra forma, puesto el resto de los seres vivos nos alimentamos de ellos, la cadena alimentaria en la tierra empieza en ellos. Si además tenemos la posibilidad de que sean de cultivo Biológico, habremos acertado de pleno.
En cuanto a las tisanas se refiere, nombraré solo unas pocas de las más usuales y que también se convertirán en buenos aliados de nuestras digestiones y de nuestra salud en general.
Empezaré con las clásicas digestivas: anís verde, manzanilla, anís estrellado, hinojo, tomadas por separado o mezclando el anís verde y el estrellado con la manzanilla, por ejemplo. Quiero resaltar las cualidades del anís estrellado, porque además de las estomacales e intestinales resulta sorprendente el efecto antivírico. Cuando la última gripe aviar el único preparado que resultó eficaz era un extracto de esta planta. La frángula también es una planta interesante debido a sus cualidades ligeramente laxantes.
El fenogreco o alholva, que en realidad es una leguminosa (de la familia de las judías, lentejas, etc.), tiene mucho peso la tradición médica árabe. Un sabio médico dijo: “Cuando la humanidad comprenda el valor del fenogreco, pondrá en un platillo el oro y en el otro el fenogreco”. Esta planta es un verdadero milagro. Yo la he utilizado para curar el resfriado y la gripe. Como febrífugo, extrae el calor del interior del cuerpo hacia fuera. Estimula el sistema inmune y puede perfumar el sudor.
En cuanto a las infusiones depurativas de riñón, de hígado y de sangre, resultan muy beneficiosas tomadas regularmente o en periodos cortos de ayuno (por ejemplo de 24 H.), se pueden comprar en bolsitas ya preparadas con las cuatro o cinco plantas más eficaces en cada caso.
El té de tres años es la bebida más alcalinizante que existe. El Kukicha y el bancha son variedades del mismo. Se prepara echando una cucharada sopera de té en un litro de agua. Se deja hervir tres minutos y reposar otros cinco más. Es apropiado para todo el mundo incluyendo niños y ancianos. Entre sus propiedades se encuentran las siguientes: tónico general del organismo y alcalinizante, ligeramente diurético y astringente suave, contienen cantidades importantes de vitamina C y de calcio, tonificante y desinfectante de los intestinos (contiene taninos).
Por último, citar el jengibre en polvo o rayado. Para preparar una infusión se ralla en una tacita una cucharada sopera y se añade agua hirviendo y se deja reposar 2 o 3 minutos. Se cuela y se añade un poco de azúcar de caña integral. Esta especia o hierba previene el mareo y es uno de los mejores remedios contra las náuseas (del embarazo y efectos secundarios de los fármacos), facilita el flujo biliar, ablanda las secreciones mucosas facilitando su expulsión. Es un buen aliado contra la tos y gripe, y hace sudar, centrifugando el calor interno hacia el exterior. Se puede utilizar en polvo en las comidas o en infusión rallado.
Infusión: Se pone el agua a hervir. Cuando rompe a hervir se apaga el fuego y se añade la planta con la queramos hacer la tisana. Esta forma de preparar las plantas se utiliza cuando vamos a tomar hojas o sumidades florales.
Decocción: Cuando lo que pretendemos es hacer una tisana con semillas, raíces o cortezas. Entonces se pone el agua a hervir con la semilla, raíz o corteza en cuestión, se mantiene hirviendo entre 5 a 10 minutos y después un poco más en reposo.
Si queremos mezclar una planta como la manzanilla que la parte utilizada es la sumidad floral con otra como el anís estrellado, cuya semilla va envuelta en una gruesa cáscara, pondremos el anís estrellado en decocción, y cuando hemos apagado el fuego se añade la manzanilla y reposan juntos. Después colar y endulzar si se quiere.
Un caso particular de las infusiones sería el té verde. Si se desea que sea excitante, entonces la infusión no superará los 85º C y tan sólo 3 minutos en reposo. Si se desea tranquilizante, entonces 8 o 10 minutos de reposo.
En conclusión, esta pequeña muestra de alimentos es sólo una pequeña guía informativa sobre algunos productos que de manera normal la mayoría de nosotros ya consumimos a diario, pero parecía interesante remarcar las cualidades medicinales de muchos ellos, sobre todo porque al ser consciente de su capacidad nutricional-medicinal, la implicación a la hora de consumirlos aumenta.
Quizá ya no veas un melón como una fruta refrescante para el verano, sino también como un alimento delicioso que también es una medicina.
Más adelante, hablaremos de los llamados superalimentos, productos más específicos, quizá menos conocidos, cuya vertiente medicinal es incluso más clara, pero en este caso, como habéis podido leer, he preferidos omitirlos para demostrar, en cierta medida, que en el día a día, quizá sin ser conscientes, ya consumimos muchos superalimentos.
En relación a otro artículo ya publicado sobre la ensalada, me gustaría recordar que este plato debe ser el principal en nuestra dieta; su importancia nutricional estará siempre entrelazada con su importancia como medicina.